Se habló de un enemigo silencioso e invisible.
Las actuales guerras no son convencionales.
Hay distintas teorías conspirativas, conjeturadas a partir de la disputa económica entre EEUU y China.
La tensión por hacerse con el puesto de PRIMERA POTENCIA MUNDIAL recrudeció en marzo del 2018, cuando Donald Trump anunció la posibilidad de sancionar los productos chinos con aranceles por valor de u$s 50.000.000.000.
El gobierno Chino respondió disponiendo aranceles en más de 180 productos de EEUU.
Así comenzó el mayor conflicto entre los dos gigantes.
Actualmente las luchas son biológicas y económicas.
Es sumamente inquietante ver líderes de la economía mundial enfrentarse, particularmente cuando EEUU impera belicosamente con servicios de «inteligencia» y un ejército diseminado con bases militares por cada lugar terrestre, so pretexto de controlar arsenales de armas químicas y otras de destrucción masiva, amenazando con ataques “limitados y proporcionales”.
¿Quiénes están detrás de las decisiones del gobierno estadounidense, del Chino, del Ruso, del G-20, de la ONU, de los Congresos aparentemente democráticos?
La inmensa mayoría de este mundo, deplora las guerras.
Pero hay multimillonarios intereses en cabeza de los capitales del petróleo, de Wall Street y demás mercados financieros, siendo esos capitales los que manejan los hilos del poder en EE.UU. y demás países.
Cuesta imaginar que este virus provenga de generación natural espontánea, pese a los dichos cuyos certificados desconocemos sobre seguimiento genético del virus.
Y se está llevando más vidas por día que en la segunda guerra mundial.
En mi humilde opinión, estamos ante el inicio de una tercera con características de ciencia ficción.
Lo triste es que es real y lo estamos padeciendo.
La realidad finalmente siempre supera la ficción.
No lo veo a través del prisma de la defensa y la dominación, solo lo veo como una fatalidad generada con intensiones más allá de nuestro control y conocimiento.
Vivenciamos un Momento de Excepción.
Una Pandemia que está asolando el mundo en agobiante incertidumbre, que angustia y genera una gran sensación de ansiedad en la población mundial, adaptándonos a Protocolos, prorrogando Cuarentenas, administrando las fases de aislamiento, con nuevos hábitos de higiene y actividad social restringida que se convierten en costumbre, con usos de barbijos, tapabocas, máscaras faciales, guantes de goma y guardando prudente distancia social.
Las medidas sanitarias y de aislamiento adoptadas en nuestro país son estratégicamente excelentes, reconocidas internacionalmente y comprobables en sus resultados, basadas en evidencia científica, a fin de evitar el contagio y mitigar la propagación del coronavirus COVID-19.
En resguardo de nuestra integridad física, es sumamente importante cumplir con esos Protocolos, actuando según recomendaciones de la OMS –Organización Mundial de la Salud– que decretó la pandemia el día 10 de marzo de 2020, por el plazo que dure la declaración de cuarentena con más las prórrogas que pudieran decretarse o resolverse de la misma.
La situación es dinámica y se adoptan nuevas medidas oportunas según la evolución epidemiológica. La coyuntura mundial desatada por el coronavirus, con niveles alarmantes de propagación y gravedad, nos llama a actuar con la máxima responsabilidad.
Nunca en la historia de la Humanidad, el planeta en su totalidad se encontró en cuarentena enfrentando una pandemia generalizada.
Es un hecho sin precedentes.
Espero se resuelva lo antes posible y que estemos vivos para contarlo.
Rescato habrá grandes cambios mentales y espirituales en la población mundial, que buena falta hace.
Por milenios las «civilizaciones» se han desarrollado en un interminable conflicto entre los seres humanos, promoviendo la decadencia espiritual y creando en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física, destinándonos a la esclavitud como posesión de alguna elite que insaciablemente lucha por el dominio territorial y los recursos naturales.
Nuestra Madre Tierra, ante el encierro del humano, el principal depredador, comienza a regenerarse, expandiéndose la Naturaleza en las ciudades desoladas.
La aparición del Coronavirus COVID-19 exige parar con los egoísmos, empezar a mirar al otro y tratar de mejorar en conjunto, aplicando el sentido común –el menos común de los sentidos-, conviviendo y colaborando con la mejor buena voluntad entre nosotros, organizándonos cooperativamente.
Es imprescindible una CONCIENTIZACIÓN COLECTIVA SOLIDARIA.
Albert Einstein decía que «el poder desencadenado del átomo lo ha transformado todo, menos nuestra manera de pensar. Hace falta urgente que los que tienen el poder de tomar grandes decisiones, para bien o para mal, cambien su manera de pensar si es que la Humanidad desea sobrevivir.» Ha llegado el momento crítico de ese cambio anunciado.
Este cataclismo de tales proporciones que afecta a todo el planeta, alterando la normalidad en el orden social y político, tal vez incida en las mentes de los que tiene el Poder Real de tomar Grandes Decisiones.
Personalmente pertenezco al club de los escépticos, por lo que imagino continuarán con sus mecanismos mezquinos y personalistas.
Hace falta una revolución social y política que imponga un orden donde prive la lógica razón y la rigurosidad científica sobre los recursos naturales, una distribución más equitativa entre los seres humanos en armoniosa comunión con Nuestra Madre Tierra.
La impasividad y letargo de la mayoría de la población mundial es la primera batalla ganada por los poderosos dominadores de los destinos de la humanidad. Deberíamos alzar más las voces para despertar esas mentes dormidas y multiplicar las posibilidades de un mundo en Paz y Armonía.
El mundo nunca será como antes. Es la nueva era, antes y después del coronavirus. Cambiará y marcará nuestras vidas.
Ayer salí de la trinchera por abastecimiento semanal, con el equipo correspondiente para esta 3° guerra biológica no declarada, manteniendo prudente distancia social de otras tropas.
Recién vuelvo del operativo.
Cambio y fuera…