Si la universidad de Massachusetts, siempre dispuesta en investigar estas cosas, se pusiera como propósito investigar el motivo de los males gastrointestinales en los profesores de Historia, seguro encontraría como raíz de la dolencia esta frase: “Profe….y esto de que me sirve?”. Si pudiera explicar el desajuste interno que provoca en mí cada vez que un alumno me pregunta esto, no gastaría tanto dinero en omepraxol.
La pregunta generalmente aparece a principios de año, cuando te dispones a presentar la materia y tiene toda la intención “de ponernos a prueba”, a los profesores y a nuestros estómagos. Recién iniciada como docente esbozaba explicaciones más cordiales del estilo: “La historia permite que conozcamos nuestro pasado para entender nuestro presente y proyectar nuestro futuro, permite entender que los procesos del pasado se vinculan con el presente y que todos nosotros somos sujetos históricos de un futuro en construcción”. Cuando comencé a percibir, que esta pregunta se repetía cada principio de año y al mismo tiempo empecé a percibir que mi paciencia y cordialidad estaban en retroceso, busque una forma más práctica de responder a esta pregunta. Los cuadernillos de Historia, llevaban esta viñeta en su tapa: (Me ahorra explicaciones largas… aunque gastaba mucho en impresión a color)
Esto no quiere decir que no me haya encontrado alumnos que les apasionara la Historia o que desde como docente, no ponga en acción hasta los recursos menos pensados para neutralizar esta inquietud. Pero la realidad es que la utilidad de la Historia (entendiendo utilidad como practicidad) siempre ha sido puesta en cuestionamiento por el alumnado. A otras materias no les sucede esto, ya que son consideradas más “útiles” en la cotidianidad. Una vez una profesora de Matemáticas contó la siguiente anécdota en la sala de profesores (si podemos categorizar así a los sucuchos donde los profesores del conurbano nos amontonamos para tomar dos mates a las apuradas): Un alumno le dijo “para que me sirven todas estas ecuaciones, todo esto, si yo voy a ser narcotraficante” con tono provocador, a lo que ella no se quedó atrás respondiendo, “sinceramente si ese es tu objetivo, vas a necesitar mucho las matemáticas, porque para llegar a narcotraficante, tenes que vigilar los pagos, las ganancias, o sea tenes que vigilar que no se queden con los vueltos”, la cuestión es que esto convenció el pibe de tal manera, que hasta terminó participando en las olimpiadas de matemáticas distritales.
Creo que la pregunta que titula este escrito, no se escucharía tanto, si socialmente no se tuvieran ciertas suposiciones sobre el campo de estudio de la Historia, que luego son llevadas por los chicos al aula (“Los chicos traen cosas de las casas”, frase de maestra vieja, que siempre odie, pero que ahora estoy entendiendo). Esta socialmente instalado que la Historia solo estudia fechas, próceres y guerras.
La primera suposición que es necesario derrumbar es la cuestión de las fechas. La Historia no estudia fechas sistemáticamente, estudia procesos, cambios, permanencias y rupturas, es decir, el PERÍODO HISTÓRICO. Según Aróstegui, el período histórico es un “…lapso del tiempo en el que una combinación determinada y bien caracterizada de factores ambientales, ecológicos, económicos, culturales y políticos y todos los demás pertinentes, permanece conformando un sistema…”[i]. Eric Hobsbawm es un ejemplo claro de esto, al plantear un siglo XIX que duró 125 años (1789 y 1914), entendiendo que el tiempo histórico, no se ata a estructuras de fechas, siglos y décadas. Se tan pocas fechas de memoria, que sufro considerablemente en las reuniones sociales cuando alguien de la otra punta de la mesa me dice “che, vos que sos de Historia ¿en qué año murió fulano?”, por suerte aprendí dos técnicas, contestar con fechas aproximadas y evitar las reuniones sociales (cualquier excusa es buena).
La segunda suposición sobre la Historia es, la idea de que solo se limita a estudiar próceres y guerras y con esto vuelvo a coincidir con Hobsbawn y lo que él considera su campo de estudio, para Hobsbawn “La Historia es total”[ii], la política, la economía, la sociedad, las manifestaciones artísticas, la tecnología, la familia y sus diferentes cambios a través del tiempo, la continuidad de los valores y la desaparición de los mismos, el trabajo, la tenencia de la tierra, el rol de la mujer, el deterioro ecológico, el pensamiento, el deporte, el lenguaje, todos estos aspectos, son parte del conocimiento histórico.
Estas aclaraciones, en primer lugar, ¿permitirían convencer a mis alumnos sobre la importancia del estudio de la Historia de forma tan convincente como lo logro la profe de Matemáticas con su anécdota del “mini Pablo Escobar” Eso depende de una sola cosa, de cómo trabajemos en el aula, porque si estas suposiciones sobre la Historia siguen vigentes, es porque se ha enseñado mal, es porque no se logró volver los aprendizajes significativos y vinculados a la realidad de cada pibe.
Y en segundo lugar, ¿podría asegurar que el estudio de la Historia serviría para “no ser tan engañados a la hora de votar”, como planteaba la viñeta que compartí al inicio?, creo que el “tan” de la afirmación hace la diferencia. Todos estamos sujetos a la posibilidad de ser engañados a la hora de votar y en esto la tienen claro los que inventaron esos hipnóticos spots electorales con un fondo de plantas y ruidos de pajaritos. Pero por lo menos se tendría una idea general de lo que NO deberíamos votar más, porque si hay algo de lo que esta llena nuestra Historia es de ejemplos muy didácticos (se me ocurren un montón de nombres propios por los cuales hay que tocarse una parte del cuerpo a la izquierda). Entonces volvemos a la pregunta que inicio todo, ¿Para qué sirve la Historia? Querido alumno, tengo la esperanza que un conocimiento general de nuestra Historia, resultara muy práctico para no creerle por ejemplo, al que te prometa pobreza cero, ni al que prometa viajar en cohete a través de la estratósfera, al que te diga que si sos pobre no podés llegar a la universidad y mucho menos al que afirme que un peso es igual a un dólar, por que el fin último de esta materia es, conocer tu pasado, para entender tu realidad y poder cambiarla.
[i] Aróstegui, Julio. La investigación histórica: teoría y método.
[ii] Hobsbawm, Eric. Historia del S. XX.