Se estima que la crisis económica mundial provocada por la pandemia del coronavirus, será la peor crisis desde 1870. Últimamente me tope varias veces con la misma frase de diferentes formas (cadena de wsp es una de las que me generó más incomodidad) “las crisis son oportunidades” afirma, e inmediatamente la agrupe junto otras frases molestas, como “si sucede conviene” o “aprender a soltar”. Esta actitud puede corresponder a dos razones, a que soy prejuiciosa o a mi manía de agrupar.
Leí que esta idea surgió del ideograma chino que se utiliza para nombrar la palabra CRISIS, este ideograma está compuesto por dos elementos: uno representa el peligro y otro la oportunidad. De mi desconfianza sobre la traducción de la escritura oriental no hablaré ahora. Solo recordar a toda esa pobre gente que pretendió plasmar en su cuerpo una frase de esta civilización ancestral, pero que al traducir cada letra, estás en realidad consistían en los ingredientes de la salsa de soja, peor aquellos que pasean orgullosos con un flamante “abierto las 24 hs”, pero en chino.
Contrariamente a este pensamiento oriental, no creo en las oportunidades que se abren tras una crisis, por lo menos pienso que estas no nos incluyen a todos, tras cada crisis, si alguien tuvo una oportunidad, fue por que otro la perdió y los que perdemos siempre somos los mismos. Si surge algo tras una crisis, no es mérito de la creatividad, sino de la pura desesperación. Por ejemplo del 2001 nació el trueque, hoy día las novedosas ferias de ropa usada online, los bingos virtuales, el vecino que comenzó a vender comida casera, todos rebusques para la subsistencia.
Con esto no estoy negando las transformaciones que generan las crisis, nos atraviesan, nos rompen y transforman. Cada una de ellas trajo aparejado un cambio de estructuras, de trayectoria y la que abrió la pandemia mundial parece no escapar de este enunciado, es un hecho de que el mundo no será el mismo, aunque esto de un futuro donde todos guarden la debida distancia me resulta prometedor, no estoy acá para mentirles. Pero decido no confundir oportunidad con la necesidad de sobrevivir, ¿qué oportunidades les aguardan a las personas que han sufrido la pérdida de un miembro de su familia, que quedaron tapados en deudas, sin trabajo, con proyectos cuajados?
Lo que expongo es al poder que ejercen las frases hechas, que son aún más peligrosas que las malas traducciones del chino, porque al repetirse un número indefinido de veces se convierten en verdades incuestionables y una vez que esta frase, se convierte en la calcomanía de vinilo de un frasco usado a modo de vaso en una feria de Palermo, ahí fuiste! porque estas frases no admiten a la reflexión, no cuestionan y se dan por ciertas, porque te quedan para siempre, dando vueltas y siempre dispuestas a ser usadas en momentos inoportunos, velatorios, salas de espera y por supuesto, crisis mundiales.